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Conexión cerebro-intestino que activa el deseo de comer grasa

  • 9-Septiembre-2022 1:56
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Hamburguesa
Hamburguesa. /Foto: Cortesía
Un estudio de la Universidad de Columbia (EE.UU.) ha demostrado que consumir alimentos con grasas aumenta el deseo de seguir consumiéndolas en días posteriores y esto se debe a una nueva conexión entre el intestino y el cerebro.

En concreto, el trabajo ha revelado que, tras ser ingerida, la grasa activa unos sensores en los intestinos que lanzan una señal, conducida a lo largo de los nervios hasta el cerebro consiguiendo estimularlo y generar ese deseo de comer grasa de nuevo.

El azúcar y las grasas son dos de los componentes comunes en los alimentos ultraprocesados, un tipo de productos que se consumen en exceso y que crean una cierta adicción. Ya en estudios anteriores se encontró que el azúcar desencadenaba una serie de señales cerebrales tras su ingesta, el nuevo trabajo, publicado en la revista Nature, parece describir un funcionamiento similar con las grasas.

El origen de nuestro deseo por tomar alimentos grasos está en el intestino, para demostrarlo, los investigadores tomaron un grupo de ratones a los que se les ofreció botellas de agua, unas con grasa disuelta, y otras con sustancias dulces a base de edulcorantes artificiales que tenían un sabor atractivo pero que no tenían ningún efecto en el intestino.

Los resultados mostraron que los ratones encontraron ambas bebidas atractivas al principio, pero 48 horas después mostraban una mayor preferencia por las que tenía grasas disueltas. Esa preferencia se repetía incluso cuando los científicos modificaron genéticamente a los ratones para eliminar su capacidad para saborear la grasa con la lengua. “Aunque los animales no podían saborear la grasa, se sintieron impulsados a consumirla”, apuntó el autor de este trabajo.

Esto, según los investigadores, sucedería porque los edulcorantes envían señales al cerebro cuando entran en contacto con la lengua, pero una vez son tragados no tienen mayor efecto. En el caso de las grasas no ocurre así, sino que estos lípidos continúan mandando señales al cerebro de su presencia incluso cuando llegan al intestino, lo que hace que aumente el deseo de consumirlo.

Con información de 800 Noticias.
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