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Fracturas interfalángicas del dedo corazón: cirugía en el alambre

Cirugía en el alambre

  • 10-Octubre-2020 8:35
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Cirugía en el alambre
Cirugía en el alambre. .-Agencia

Así le sucedió a un varón deportista de 33 años, que acudió a las Urgencias de la Clínica CEMTRO de Madrid el pasado mes de julio con su tercer dedo de la mano derecha destrozado por dentro -fractura cerrada, desplazada y conminutas- después de sufrir un duro accidente de bicicleta.

“Le diagnosticamos una fractura articular en el lado dorsal de la falange distal (D) con avulsión del tendón flexor -trozo de hueso arrancado- y otra fractura en la articulación de la falange proximal (P), pero en este caso en el lado volar -palmar- del dedo. Dos lesiones que son habituales en dedos diferentes pero no a la vez en el mismo dedo”, señala la doctora Marta Guillén Vicente, jefa de la Unidad de Miembro Superior.

Junto al doctor Daniel Marín Guijarro y el resto de su equipo consiguieron, mediante técnica percutánea, sintetizar los fragmentos de manera indirecta para que el paciente ganara movilidad nada más finalizar la operación, ya que, en estos casos, “la pérdida de la función articular cuando asocias de nuevo dos eslabones en el mismo dedo siempre será considerable, aunque no le impedirá volver a practicar deporte”, destaca la cirujana.

raccionar las fracturas interfalángicas con agujas metálicas

Los huesos se fijan en su lugar anatómico, o aproximarse lo máximo posible según el estado de la fractura, con placas metálicas, tornillos, clavos o agujas. En ocasiones, las agujas metálicas sobresalen de la piel en un procedimiento cerrado, permitiendo que el hueso crezca de nuevo mientras sana con seguridad. Esta técnica funciona mejor si se ejecuta lo antes posible después del accidente.

“Con las agujas de Kirschner pretendemos ejercer una tracción -estirar- sobre el conjunto del dedo para ver cómo se comporta el fragmento óseo fracturado. Si la tracción es efectiva, lo que haremos será completar la alineación con las agujas; lo que le permitirá al paciente movilizar el dedo de forma precoz para evitar rigidez articular”, explica el Dr. Daniel Marín.

La movilidad interfalángica proximal ostenta un rango importante dentro de la movilidad de un dedo. Cualquier pérdida de flexión y extensión en esta articulación es determinante para su movimiento y, consiguientemente, el de la mano, llena de articulaciones y huesos (29 entre muñeca y dedos).

“En el caso del corazón, su uso es fundamental cuando agarramos una raqueta de tenis, el manillar de una bicicleta o cualquier herramienta necesaria para un trabajo manual, como una carretilla, una brocha, un martillo o una manivela”, ejemplariza la doctora Marta Guillén.

Para reducir la fractura del reportaje -ajustar sin abrir la piel- se han utilizado agujas de kirschner para traccionar desde la segunda falange.

“El paciente tiene una fractura conminuta, es decir, con muchos fragmentos sueltos que se comportan como si manipuláramos un saco de nueces: si lo abriéramos resultaría más fácil que se desparramaran a que se mantuvieran unidas. En este caso los tornillos para fijar huesos no permiten la síntesis, más aún cuando los fragmentos pueden medir menos de un milímetro”, detalla la traumatóloga.

“Las agujas de Kirschner, por el contrario, abordan las fracturas con una mínima agresión a las partes blandas de la zona lesionada, lo que aporta una menor inflamación y por lo tanto un menor riesgo de rigidez. También permiten gran versatilidad y múltiples aplicaciones en diferentes tipos de fracturas”, expone el cirujano Daniel Marín.

Para la introducción y colocación de las agujas, l@s médic@s se guían por rayos X durante toda la intervención.

“El dedo fracturado suele estar muy hinchado y eso dificulta la localización de los relieves anatómicos, alterados por las consecuencias de la fractura. Los rayos X nos permiten guiar y colocar con exactitud las agujas, una técnica dual que siempre es una garantía para el paciente”, dice el traumatólogo.

“Es, por añadidura, una intervención un poco artesanal. L@s cirujan@s deben ser experimentados y muy hábiles, incluso perfeccionistas para conseguir que la fractura quede bien reducida y el paciente pueda movilizar el dedo nada más salir del quirófano”, subraya la doctora Guillén.

La clave del éxito de esta cirugía manual se encuentra en la articulación interfalángica.

“Es como la bisagra de una puerta; si la bisagra está deformada no abre ni cierra por mucho que la puerta esté en perfectas condiciones… el puzle articular debe ser perfecto y la fractura deshace el equilibrio articular impidiendo su movimiento. El dedo, como una puerta, necesita tener un espacio articular libre (una bisagra bien engrasada) y una reducción de la fractura ajustada al máximo a la anatomía del paciente”,

Aún así, la articulación nunca recuperan el 100% de su función; es más, se pierde una gran movilidad.

“La única posibilidad para ganar cierta movilidad en un dedo así fracturado consiste en este sistema de tracción por agujas: al tirar de la red del saco de nueces las propias nueces vuelven a colocarse en el lugar donde estaban posicionadas. Conseguimos la mayor movilidad precoz posible evitando la rigidez total del dedo”, concluye la traumatóloga y cirujana Marta Guillén.

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