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Cáncer de cuello uterino: causas, síntomas y tratamiento

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  • 3-Enero-2021 11:44
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Cáncer. .-Agencia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) abre este espacio con un verdadero mazazo: el cáncer es la segunda causa de muerte en todo el mundo. En el año 2015 murieron casi 9 millones de personas por este grupo de enfermedades. En la otra cara de la moneda, hasta el 90 % de los pacientes diagnosticados rápidamente con algunos tipos de cáncer sobreviven sin mayores problemas.

El cáncer no solo es un número, una estadística o una gráfica. Cada una de esas 8,8 millones de personas que terminaron falleciendo (y las que viven a día de hoy) se han enfrentado a un verdadero titán de miedo, dolor y preocupación: un tumor no es el fin del camino, pero sí que se requiere infinito coraje para combatirlo. Por desgracia el cáncer es, sin duda, la patología que define el siglo XXI.

La clave del éxito del tratamiento contra un tumor maligno es la rápida detección, y aquí entramos en juego los medios divulgativos. Es nuestro deber informar a la población general sobre los síntomas, prevalencia y tratamientos disponibles para cualquier tipo de proceso cancerígeno, pues ningún dolor o malestar alargado en el tiempo debe ser tomado a la ligera. En este espacio te contamos todo lo que debes saber sobre el cáncer de cuello uterino (CCU).

¿Qué es el cáncer de cuello uterino?

Según el Instituto Nacional del Cáncer (NIH), los cánceres se definen como las enfermedades en las que hay células anormales que se multiplican sin control e invaden los tejidos cercanos. En los peores casos, estas células pueden ingresar en el torrente sanguíneo o linfático y trasladarse a otros órganos, evento conocido como metástasis.

Por su parte, el cáncer de cuello uterino o de cérvix es diferente a las neoplasias malignas originadas en otras partes del útero y, por tanto, tiene un tratamiento y pronóstico diferentes. Estos tumores malignos (como el resto) se originan por mutaciones en el ADN de las células que, en vez de dividirse y morir de forma natural, crecen de forma descontrolada originando la masa de tejido.

Cabe destacar que, antes de la aparición del propio cáncer en sí, se manifiestan en la paciente una serie de cambios pre-malignos en las células. Podemos distinguir 3 fases diferentes:

  • Neoplasia intraepitelial cervical (CIN1): esta afecta a menos de 1⁄3 del tejido epitelial. Aproximadamente el 70% de estas lesiones desaparecen, mientras que alrededor del 6 % pueden terminar agravándose. No suelen requerir tratamiento.
  • Neoplasia intraepitelial de grado medio (CIN2): el epitelio está engrosado. La mayoría de las pacientes que lo presentan requieren tratamiento.
  • Carcinoma in situ (CIN3): todo el epitelio está afectado. Aproximadamente el 20% de las mujeres con CIN3 terminan desarrollando un cáncer invasivo en 10-15 años.

La tasa de incidencia de esta enfermedad ha aumentado en un 50% entre 1975 y 2015. A pesar de lo alarmante que pueda parecer, esto es una buena noticia: los medios de detección son mucho más sofisticados y, en muchos casos, se puede poner solución a las lesiones precancerosas antes de que estas se compliquen.

¿Cuáles son sus causas?

No están del todo claros los factores desencadenantes del cáncer cervical, pero te sorprenderá conocer que el virus del papiloma humano (VPH) está directamente vinculado con el 70% de los casos de cáncer de cuello uterino. Se estima que existen más de 100 variedades de VPH, de las cuales al menos 14 son oncogénicas (tienen potencial de producir cáncer).

Los subtipos más preocupantes son los VPH 16 y VPH 18, que se han vinculado en múltiples ocasiones con el cáncer de cuello uterino. El 70% de las mujeres infectadas con este virus se curan en 1 año sin ningún tratamiento necesario, mientras que el 90% de las pacientes se deshacen de la infección en menos de 2 años. Por desgracia, entre el 5-10% de las mujeres infectadas presentan episodios infectivos recurrentes, lo que promueve la aparición de lesiones precancerosas. Por suerte, estas lesiones tardan 10-15 años en convertirse en un cáncer (si es que lo hacen), razón por la cual hay mucho espacio para la actuación.

Más allá del VPH, el cáncer de cuello uterino también se ha asociado a factores como el tabaquismo, tener Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) recurrentes, un sistema inmune debilitado y el consumo de ciertos fármacos ya prohibidos. En general, lo mejor que se puede hacer para evitar este tipo de cáncer es practicar sexo seguro y realizarse chequeos ginecológicos periódicos.

Síntomas del cáncer de cuello uterino

El cáncer de cuello uterino en estadios tempranos no produce ningún tipo de síntomas, como la gran mayoría de tumores neoplásicos. Cuando este se encuentra en estadios más avanzados, los signos clínicos más comunes son los siguientes:

  • Sangrado vaginal durante las relaciones sexuales, entre períodos o después de la menopausia, es decir, momentos donde no se debería sangrar.
  • Flujo vaginal acuoso y con sangre que puede tener un olor fétido.
  • Dolor pélvico o dolor durante las relaciones sexuales.
  • Dolor de espalda persistente sin una causa aparente.

Es necesario acotar que, en la mayoría de los casos, si tienes alguno de estos síntomas es posible que te estés enfrentando a una patología diferente al cáncer. Diversos agentes etiológicos famosos en el mundo de las ITS (tricomoniasis, candidiasis y vaginosis, entre otros) pueden llegar a mostrarse con secreciones purulentas de mal olor, razón por la cual no debes alarmarte de más si te has reconocido en alguno de estos puntos. Aun así, huelga decir que ante cualquiera de estos eventos la visita al ginecólogo se hace obligada.

Tratamiento

Hay diferentes tipos de tratamiento del cáncer de cuello uterino y su aplicación depende completamente del estado del tumor y del propio paciente. Se usan 5 tipos de procedimientos estándar: radioterapia, inmunoterapia, quimioterapia, terapia dirigida y cirugía.

En la etapa inicial del tratamiento, la cirugía suele ser el camino a seguir. Durante esta se contempla la extirpación solo del tumor, de todo el cuello uterino o el cuello uterino y el útero. La elección dependerá del tamaño del tumor y de su extensión. En los cánceres localmente avanzados, se suelen utilizar técnicas de radioterapia y quimioterapia a la vez para acabar con las células tumorales.

No estás sola

Sabemos que el cáncer es un término prohibido socialmente y que, en muchos casos, por miedo a recibir malas noticias, es mucho más fácil continuar con la vida como si no pasara nada. No podemos poner más hincapié en que el cáncer de útero se puede detectar mucho tiempo antes de que aparezca y que, sin duda, el mejor tratamiento se basa en un diagnóstico y actuación rápidos.

Cuando se detecta en un estadio temprano, la tasa de supervivencia de las mujeres con CCU es altísima, de un 92%. La tasa de mortalidad entre 1975 y la actualidad se ha reducido en un 50%, únicamente debido a los métodos de detección precoces y a los tratamientos preventivos. En estos casos no vale hacer oídos sordos a la realidad: se estima que este tipo de neoplasia es el cuarto cáncer más común en mujeres a nivel mundial, con unos 570.000 nuevos casos anuales (el 6,6% de todos los cánceres femeninos).

Con estos datos no pretendemos asustar a ninguna lectora, pero es importante evidenciar que una monitorización adecuada, visitas asiduas al ginecólogo y una transparencia absoluta por tu parte a la hora de acudir al médico, literalmente pueden salvarte la vida. Tener cáncer es una carrera contrarreloj y, si te lo detectan rápido, la victoria está casi asegurada.

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